miércoles, 4 de febrero de 2009

Creatividad, Genio y Enfermedades Afectivas.

Publicado: Artes y Letras de El Mercurio.(Dr. Pedro Retamal)

En personas con creatividad y liderazgo se da una desproporcionada cantidad de casos con una enfermedad del estado de ánimo. Sin pretender demostrar que los escritores y artistas sean depresivos, suicidas o maníacos, el autor concluye que buena parte de ellos proviene de familias donde se acumulan estas afecciones. Existe, además, cierta similitud entre los síntomas afectivos y los elementos del proceso creativo.
Por Dr. Pedro Retamal

Las enfermedades afectivas comprometen el estado de ánimo. Su aumento patológico se denomina manía y a su disminución se le llama depresión. Los tipos más conocidos son la depresión mayor unipolar (sólo episodios de ánimo disminuido y triste, que se dan en más del 7% de la población); la enfermedad bipolar (estados maníacos o hipomaníacos de aceleración con episodios depresivos que se da en más del 1% de la población; la ciclotimia (estados fluctuantes de leve aceleración y suave depresión pero de varios años de evolución que se da en más del 1% de la población y que representaría un tipo leve de enfermedad bipolar, y, por último, la distimia, depresión crónica, suave (más del 3 % de la población). Actualmente se considera probable que la población afectada por episodios de aceleración o elevación del ánimo sea más numerosa que el 1 por ciento de los bipolares y 1 por ciento de los ciclotímicos, puesto que empleando el concepto de espectro bipolar se pretende incluir algunos tipos de trastornos de la personalidad, como la denominada personalidad limítrofe, la personalidad hipertímica y algunos tipos especiales de depresión que parecían ser unipolares, pero que en la evolución presentan episodios hipomaníacos, es decir en verdad son bipolares.

Un fenómeno importante que se ha constatado en la segunda mitad del siglo XX es el incremento de las enfermedades afectivas, que, en parte, es sólo relativo y determinado por el mayor interés en estas afecciones. Pero también se sospecha que hay un aumento real provocado por las modificaciones del estilo de vida; se ha mencionado que los factores que influyen son el aumento de las horas de trabajo, así como la mayor complejidad de éste, la competitividad, la mayor intensidad, rapidez y variabilidad de los contactos interpersonales, así como la globalización de las comunicaciones y el tiempo destinado a ellas, la menor exposición al sol por la concentración de la población en las grandes ciudades con gran cantidad de horas de vida en departamentos, oficinas, y edificios con luz artificial. También el empleo de estimulantes como café, té, determinadas bebidas y cigarrillos, además del uso de fármacos anorexígenos y drogas ilícitas como cocaína, anfetamina y marihuana, aparte del alcohol. Estos factores tendrían en común la posibilidad de provocar un aumento de la excitabilidad neuropsicológica, con persistencia de estados tensionales y reducción de las horas de descanso y sueño. El resultado final sería la alteración del equilibrio del sistema nervioso central y que en sujetos predispuestos (constitución genética, somática y caracterológica) facilitaría la emergencia del trastorno anímico que podría haber permanecido sólo en estado latente.

En esta ocasión, la patología que más nos interesa es la enfermedad maníaco depresiva o bipolar, que comprendería una amplia gama de alteraciones del ánimo, con una gravedad que varía desde la ciclotimia, que presenta cambios notorios pero no incapacitantes del humor, conducta, pensamiento, energía y del sueño, hasta las manifestaciones psicóticas extremadamente graves que ponen en peligro la vida propia y ajena, pasando por episodios de exaltación intensa y depresión pronunciada que pueden ser controlados en forma ambulatoria. El objetivo es mostrar que las enfermedades mentales, a lo menos un grupo de ellas, además de tener un aceptable pronóstico y una terapéutica de eficacia demostrada, están asociadas con diversas características altamente reconocidas y alejadas del estigma social.

Aquí no pretendo demostrar que la creatividad y el liderazgo están determinados por una enfermedad del estado de ánimo, tampoco que los escritores y artistas sean depresivos, suicidas o maníacos, sino que una desproporcionada cantidad de ellos los son, que provienen de familias donde se acumulan estas afecciones, que existe una cierta similitud entre los síntomas afectivos y elementos del proceso creativo, una cierta línea de continuidad entre el carácter habitual (distímico, hipertímico, ciclotímico) y la obra creadora, por último coincidencia temporal entre la enfermedad y el acto creativo.

Prevalencia entre artistas y escritores

En un estudio de 15 pintores publicado en el año 1990 en Estados Unidos se encontró que la mitad presentaba depresión o enfermedad maníaco depresiva y el 40 por ciento había recibido tratamiento. En otro estudio minucioso de biografías de creadores entre los años 1960 y 1990 se encontró que los porcentajes más elevados de manía, psicosis y hospitalización los habían sufrido los poetas, de los cuales el 18 por ciento se autoeliminó. Además, al comparar individuos artísticamente creadores con profesionales tradicionales (hombres de negocios, científicos y funcionarios públicos) se encontró que los artistas tenían 2 a 3 veces más episodios psicóticos, intentos de suicidio, enfermedades del ánimo y consumo de drogas, en tanto que el porcentaje de hospitalizaciones psiquiátricas forzosas en los pintores, escritores y compositores fue 6 a 7 veces mayor que en el grupo que no se dedicaba al arte.

Uno de los trabajos más importantes fue el realizado por la Dra. Jamison, de cuyos libros he obtenido parte de la información sobre el tema. Ella estudió a 36 poetas ingleses e irlandeses nacidos entre 1705 y 1805, entre ellos Lord Byron. Se basó en la información biográfica, familiar y médica disponible. A seis de ellos se les recluyó en un asilo u hospital psiquiátrico, dos se suicidaron, más de la mitad habrían sufrido enfermedades del ánimo y trece parecen haber padecido la enfermedad maníaco depresiva. La autora plantea que estos poetas sufrieron 30 veces más la enfermedad maníaco depresiva que la población general, 10 a 20 veces más ciclotimia u otras formas leves de la enfermedad maníaco depresiva y se suicidaron en proporción 5 veces mayor.

En otro estudio sobre treinta escritores contemporáneos de un taller universitario en los Estados Unidos, se observó que presentaban 2,6 veces más enfermedades del ánimo que el grupo de sujetos controles. Más de la tercera parte de los escritores habrían sufrido episodios de depresión mayor y dos tercios de los que habían estado enfermos recibieron tratamiento psiquiátrico y el porcentaje de suicidios fue muy elevado. Otro estudio habla de veinte creadores europeos contemporáneos que habían recibido premios importantes y se encontró tendencias ciclotímicas e hipomaníacas recurrentes en dos tercios, en tanto que el 50 por ciento de los escritores y de los artistas habían sufrido episodios de depresión mayor.

En la década de los años ochenta la Dra. Jamison efectuó un estudio entre 47 prominentes escritores y artistas ingleses contemporáneos. El 38 por ciento había recibido tratamiento para alguna enfermedad del ánimo. De éstos, tres cuartas partes habían utilizado litio, antidepresivos o habían sido hospitalizados; los poetas usaron más medicamentos para la depresión (33 por ciento) y fueron los únicos que requirieron intervenciones para la manía (hospitalización, terapia electroconvulsivante y litio). A la mitad de los poetas se les administró medicamentos y psicoterapias o se les hospitalizó por trastornos del ánimo. Los dramaturgos habían recibido con mayor frecuencia tratamiento para la depresión (63 por ciento), pero algo más de la mitad sólo recibieron psicoterapia. Con excepción de los poetas, los artistas y escritores fueron tratados por depresión y no por manía o hipomanía. Casi un tercio de los sujetos del estudio informaron tener cambios bruscos de ánimo, al parecer de naturaleza ciclotímica. Uno de cada cuatro indicó haber presentado episodios prolongados de exaltación anímica. La gran mayoría (89 por ciento) dijo haber atravesado por intensos episodios muy productivos y creadores; casi todos dijeron experimentar una notable disminución de la necesidad de horas de sueño nocturno y el 28 por ciento despertaba a las tres o cuatro de la madrugada. La mitad indicó haber sufrido un brusco cambio de ánimo poco antes de que se presentara el período intensamente creativo. En la Tabla N 1 se anota un listado de personajes que muy probablemente habrían sufrido enfermedades de ánimo.

Las estaciones del año

Las oscilaciones diarias del estado de ánimo son características que han sido descritas durante muchos siglos en las enfermedades afectivas, así como los cambios coincidentes con las menstruaciones y estaciones del año. La naturaleza cíclica y episódica de estas enfermedades, sobre todo la bipolar, indicarían una disfunción del reloj o ritmo biológico. Conviene recordar la existencia de un síndrome que presenta la aparición periódica de episodios depresivos en el invierno, a veces seguido de hipomanía y que hoy se denomina depresión estacional o trastorno afectivo estacional. Desde el punto de vista clínico se sabe que las hospitalizaciones por depresión tienden a elevarse en primavera y otoño, en tanto que las de manía aumentan en verano y comienzos de otoño. Las tasas de suicidio tienden a aumentar en primavera-verano, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur, incluido Santiago.

Siendo evidente que la mayoría de las personas son influidas por las variaciones estacionales, es cierto que son vividas de diferente manera. Las personas con habilidades artísticas y creativas así como los maníaco-depresivos tendrían una sensibilidad poco común a las fluctuaciones estacionales de la luz, así como pronunciados cambios anímicos en coincidencia con dichas variaciones. No se sabe si estas similitudes se deben al mismo proceso biológico y psicológico, pero ya sabemos de la gran incidencia de depresión, ciclotimia y enfermedad bipolar entre escritores y artistas, lo que hace probable la existencia de mecanismos similares de acción. Las pocas investigaciones sistemáticas muestran una tendencia a aumentar la producción artística durante la primavera y el otoño. Ya en el siglo XIX, Lombroso estudió la producción de cientos de novelas, poemas, pinturas y composiciones musicales y se puede observar una clara tendencia al incremento en otoño y primavera. En el caso de Vicent Van Gogh es notable constatar cómo su producción aumentaba en verano y disminuía mucho en invierno. En Robert Schumann se habría observado una coincidencia entre sus episodios hipomaníacos del año 1840 y 1849 con un gran incremento de su producción musical.

Historia familiar

En psiquiatría el diagnóstico se realiza clínicamente, vale decir, su validez depende del conjunto de síntomas y signos (corte transversal) junto a la evolución, es decir, la manera en que se inicia y se desarrolla la enfermedad, además de la personalidad (corte longitudinal). En los últimos dos decenios otro elemento que le ha dado mayor consistencia al diagnóstico, especialmente en las enfermedades afectivas, ha sido la consideración de los antecedentes genéticos de las personas que están en proceso de diagnóstico (corte histórico-genealógico).

La etiopatogenia hereditaria en la enfermedad bipolar, como una de las causas importantes, no tiene discusión. Algo similar puede también decirse respecto de las otras patologías del ánimo, aunque el peso de la genética es menor. En estudios realizados con parejas de gemelos monocigotos (idénticos) se ha encontrado que si uno de ellos es bipolar la probabilidad que el otro también lo sea supera el 50 por ciento; en mellizos heterocigotos la probabilidad es de un 20 por ciento. En parientes de primer grado (padres, hermanos, hijos) de un enfermo bipolar la probabilidad de encontrar otro paciente con enfermedad bipolar es de un 15 por ciento.

En una investigación que estudió las historias familiares de un grupo de escritores, comparados con un grupo de sujetos control, se encontró en los padres e hijos de los primeros 9 veces más una enfermedad afectiva que entre los controles; además, un mayor número de parientes de los escritores (20 por ciento) tenía historias de talento creador que entre los familiares de los controles (8 por ciento). Estos y otros resultados han llevado a postular que existe una significativa relación entre las enfermedades afectivas, especialmente bipolar y la creatividad.

Un estudio realizado en Harvard comparó índices de creatividad entre 17 pacientes maníaco-depresivos más 16 ciclotímicos, incluyendo a 11 parientes de primer grado sanos, con 15 sujetos control sanos más 18 controles enfermos que no tenían historia personal ni genética de enfermedad afectiva, esquizofrenia o suicidio. Encontró una considerable diferencia a favor de los pacientes afectivos y sus parientes sanos; además, los familiares sanos de los enfermos afectivos mostraron mayor creatividad que los pacientes maníacos-depresivos, en tanto que los ciclotímicos estaban muy cerca de los parientes sanos. El autor sugiere una interesante hipótesis: la creatividad parece incrementarse en personas que muestran expresiones subclínicas o suaves de la enfermedad bipolar (entre otros los ciclotímicos y los familiares normales de primer grado) comparados con personas que no tienen síntomas de la patología bipolar (sujetos controles) o individuos con las manifestaciones más severas de la bipolaridad (maníacos-depresivos); esta característica podría actuar como una ventaja comparativa asociada a los genes bipolares. Que de una enfermedad surja un aspecto positivo recuerda lo que ocurre en una patología infecciosa: la resistencia a la malaria entre personas portadoras sanas del gene para la anemia de células falsiformes.

La posibilidad de que los familiares normales de los pacientes bipolares y las formas atenuadas como la ciclotimia tengan un mayor grado de creatividad puede haber pasado desapercibida, a causa de que el modelo médico de la patología está enfocado en las disfunciones o anormalidades más que en las características positivas de los individuos.

Síntomas afectivos y exaltación creativa

Prácticamente todas las perspectivas, desde los antiguos filósofos griegos hasta los especialistas del siglo XX, coinciden en que la creación artística y la inspiración requiere de la capacidad para sumergirse en las profundidades del inconsciente "irracional", simultáneamente conservando el contacto con la vida real de la superficie consciente. El grado en que diversos creadores pueden o aspiran descender a las profundidades es una de las más fascinantes diferencias individuales. Los individuos altamente creativos y bien dotados funcionan básicamente en el mundo racional de la realidad cotidiana, sin perder el acceso al mundo profundo o del subsuelo.

Se ha planteado que en artistas y escritores se producen cambios notorios en el ánimo y sueño, justo antes de los períodos de intensa actividad creativa, que son descritos como tiempo de inspiración, un período de pensamiento fluido y rápido, de nuevas ideas y conexiones de pensamientos. La fluidez del pensamiento se traducirá en mayor capacidad para producir palabras y sinónimos, mayor velocidad para yuxtaponer frases y crear ideas e imágenes, mayor habilidad para encontrar soluciones distintas al común de las personas, con mayor capacidad para ensayar varias respuestas o soluciones posibles. Estos cambios cognitivos también pueden ser observados en los sujetos hipomaníacos, en tanto que otro punto de enlace con la creatividad sería la capacidad para funcionar bien con pocas horas de sueño y trabajar con gran energía.

Puede parecer difícil relacionar la melancolía con la inspiración y creación; a primera vista la exaltación hipomaníaca y su energía contagiosa parecen estar más obviamente vinculadas, pero el sufrimiento de una depresión o de una suave melancolía, que obliga a la reflexión y a la soledad, puede ser muy importante para el proceso creativo. La hipomanía y la manía suelen generar ideas y asociaciones, impulsar el contacto con la vida y los demás, matizando la vida con un sentido cósmico. En cambio, la depresión hace ir con más calma, enfría el ardor y les da perspectiva y profundidad a los pensamientos y sentimientos generados durante los períodos de mayor vivacidad, criticando la obra producida en los estados más eufóricos, pule, esculpe, también facilita la meditación y reflexión. La inspiración y sensibilidad que produce un estado depresivo leve o moderado se opone a la apresurada hipomanía, que tiene una excesiva seguridad y confianza. Los estados melancólicos más suaves, en los que se recuerdan anteriores periodos de dolor, pero que ya han quedado distantes, pueden tocar las fuentes emocionales más profundas y acceden, sin perder el control, al mundo interior.

Aspectos positivos

Existiendo la posibilidad de que la exageración lleve a plantear los aspectos positivos de las enfermedades mentales, no es menos cierto que el estigma ha acompañado a los pacientes y sus familias. Un ejemplo notable fue el estudio de Gastaut sobre Dostoievski, quien demostró que la epilepsia, a lo menos un tipo de ella, no lleva al deterioro psicorgánico ni a la demencia, también motivo de descrédito para los pacientes.

Se ha pensado que la tendencia de muchos individuos talentosos a ser desordenadamente productivos crea el siguiente problema: un subdiagnóstico del lado hipomaníaco de las enfermedades afectivas. En general, las biografías de escritores y compositores describen con detalle sus períodos de tristeza y depresión, e incluso los períodos psicóticos los consideran "excentricidades", "inspiración creativa" o "temperamento artístico". Esto lleva a que muchos individuos con historias evidentes de depresión sean erróneamente rotulados como melancólicos (depresión unipolar), a pesar de que sus historias recurrentes de gran energía, entusiasmo, irritabilidad y elevación de la productividad y que pueden acompañarse de mala decisiones financieras, sociales, interpersonales y sexuales indican que el diagnóstico correcto es enfermedad bipolar.

Desde luego, nadie podría decir que todos los escritores y artistas ni siquiera que un gran número de ellos realmente sean enfermos, ni menos que estén locos la mayor parte del tiempo. Pero el hecho de que haya una correlación parcial entre las enfermedades afectivas (síntomas, evolución, genealogía, etc.) y la creatividad, no significa que no haya ninguna ligazón. Obviamente, la mayoría de los artistas son normales, no es que no exista la normalidad mental entre ellos. Se trata de que la proporción de enfermedad bipolar, depresión, ciclotimia y suicidio es mucho más alta de lo esperado en escritores y artistas excepcionalmente creativos. Esta discrepancia con la prevalencia en la población general es la que lleva a pensar que la correlación es genuina.

Además, interesa hacer notar que aquellas personas que sufren enfermedades afectivas son normales casi la mayor parte del tiempo, es decir, conservan la razón y la capacidad para funcionar en su vida personal y profesional; así la controversia entre el "genio loco" versus el "artista mentalmente sano" surge por la confusión de lo que se quiere decir con la palabra "locura", así como en la falta de conocimiento respecto de las enfermedades que comprometen el juicio. La locura o psicosis (delirio, alucinaciones, conducta muy inadecuada), de hecho, ocurre sólo en las formas más severas de la patología y la mayoría de las veces los bipolares, y sobre todo los depresivos, no se psicotizan y cuando acontece son irracionales sólo algún período y fuera de éste son capaces de pensar con realismo y actuar con mesura. A diferencia del Alzheimer, las enfermedades anímicas no causan demencia (estado persistente e irreversible) y al revés de la esquizofrenia dejan poco daño psicosocial. Si bien pueden presentarse episodios psicóticos agudos con notable irracionalidad, habitualmente son temporales y casi nunca se convierten en locura crónica. Un buen representante sería Van Gogh. Médico psiquiatra, profesor asociado, Facultad de Medicina Universidad de Chile.

PERSONAJES QUE PROBABLEMENTE PADECIERON ALGUN TIPO DE ENFERMEDADES DEL ANIMO

Poetas y Escritores

Antonin Artaud (H)
Mikhail Lermontov (G)
Honoré de Balzac
Ernest Hemingway (H, S)
Charles Baudelaire (I S)
James Russell Lowel (G)
Thomas Lowel Beddoes (S)
Gerard De Nerval (H, S)
John Berryman (H, S)
Boris Pasternak (H)
William Blake (G)
Cesare Pavese (S)
Robert Burns (G)
Sylvia Plath (H S)
G. Gordon, Lord Byron (G)
Edgard Allan Poe (I S)
Thomas Chatterton (S)
Ezra Pound (H)
Samuel Taylor Coleridge (G)
Alexander Pushkin (G)
William Cowper (H, I S)
Theodore Roethke (H)
Emily Dickinson (G)
Anne Sexton (H S)
T.S. Eliot (H)
Torcuato Tasso (H)
Sergei Esenin (S)
Sara Teasdale (H, S)
Friedrich Hrderlin (H)
Alfred Lord Tennyson (G)
Victor Hugo (S)
Edward Thomas (G)
Henry Kendal (H)
Walt Whitman (G)
Ivan Turgeniev (G)
Virginia Woolf (H, S)
Emile Zola (G)
Tennessee Williams (H)

Compositores
Héctor Berlioz (I S)
Charles Parker (H, I S)
Anton Bruckner (H)
Cole Porter (H)
Jeremiah Clarke (S)
George Friedrich Handel (G)
Modesto Mussorgsky (G)
Sergei Raschmaninoff (G)
Gioachino Rossini
Robert Schumann (H, I S, G)
Peter Ilich Tchaikovsky (G)
Bernd Alois Zimmerman (S)

Líderes Sociales
Alejandro Magno
Napoleón Bonaparte
Simón Bolívar
Lord Nelson
Abraham Lincoln
Oliver Cromwell
Theodore Roosevelt
Winston ChurchilI
Benito Mussolini
Martín Lutero

Pintores
Francesco Borromini (S)
Paul Gauguin (I S)
Vincent van Gogh (H, S)


S = Suicidio
I S = Intento de Suicidio
H = Hospitalización
G = Tiene Estudio

2 comentarios:

Knowledge dijo...

Un post muy interesante sobre algunos síndromes.
Os recomiendo encarecidamente que le echéis un ojo a esta web sobre diferentes síndromes que puede padecer el ser humano.

Otra vez yo dijo...

Creo que me he equivocado, la web sobre síndromes era ésta.